martes, 2 de marzo de 2010

El Guadiana en Alarcos

Reproducimos la información que Aníbal de la Beldad publica hoy en Lanza. El Guadiana corre con brío por Alarcos. Una realidad que emociona a los piedrabueneros.


El río Guadiana ha recuperado todo su brío a su paso por el término municipal de Ciudad Real, recordando imágenes que para muchos estaban olvidadas desde hace medio siglo y para otros eran desconocidas.
El importante caudal de agua que circula por este río en las últimas semanas está levantando gran curiosidad, porque no se recordaba desde hace cincuenta años que el río Guadiana, en este tramo, llevara tanta agua.


El viejo puente de Alarcos ha vuelto a ver pasar bajo sus ojos el agua que desde hace semanas está desembalsando el pantano de El Vicario que, unos kilómetros antes, se encarga de retener los aportes que habitualmente llegan al río Guadiana desde otros cauces menores.
Los molinos harineros que se encuentran en las proximidades del puente de Alarcos “han recordado cómo eran aquellos tiempos en los que la corriente se desviaba por su azud para mover sus engranadas maquinarias con el agua”.
Quien recordaba esto era Rafael Ayala, cuya familia gestionó durante años varios de los molinos que se encuentran sobre el río Guadiana y quien ha vivido y permanecido ligado a este lugar.
Rafael Ayala explicaba que hacía aproximadamente cincuenta años o más que el río no se veía con un caudal de agua como el que lleva ahora.


Ayala lamentaba que a lo largo de todos estos años el río Guadiana haya sido objeto de “continuos atentados” que poco a poco lo fueron dejando seco.
La construcción de pantanos, el exceso de riego y el cambio que se produjo en el modelo productivo agrícola, a su juicio, han sido algunas de las causas que han provocado que el río se haya ido “desertizando”.


Este hecho, recordaba con añoranza, dejó el río sin “cangrejos, patos, gallinetas, parcas, picardos, barbos”.
“Entonces este río era una maravilla”, explicaba mientras traía a la memoria momentos de su infancia, a la vez que se mostraba orgulloso de volver a ver con agua el río a su paso por el viejo puente de Alarcos.
“Yo tenía pensado morirme sin volver a verlo como está ahora”, decía, mientras explicaba que ver el río correr ha sido como despertarse de un sueño.
Rafael Ayala aseguraba que mientras dure esta situación él, a diario, disfrutará viendo cómo el río se desborda y cómo recupera sus riberas.
Los más jóvenes que se acercan al Guadiana estos días también se muestran atrapados por el encanto de ver un río discurrir con fuerza y bravura. Lola Fernández, que durante años ha viajado de Arroba de los Montes a Ciudad Real cruzando el puente sobre el río Guadiana, comentaba que se sentía impresionada de ver el río así después de estar pasando por este lugar desde hace más de treinta años.

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